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31 may 2012

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THE PSIQUE

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THE PSIQUE

SUICIDIO

ASPECTOS VARIOS SOBRE EL SUICIDIO.

Caracteristicas en la escritura de una persona suicida.


Las caracteristicas principales en una persona con tendencias suicidas son:
Presion fuerte acompañada de trazos de autoagresión, tales como tachaduras en forma angulosa en firma.
Letra a con colita final descendente verticalizada y de buena presión.
Dirección muy ascendente (fase maniaca)
Dirección muy descendente acompañado de firma descendente (fase depresiva melancolica previa).

Mitos sobre el suicidio

FalsoCierto
1. Personas que hablan del suicidio rara la vez1. Personas que se suicidan a menudo dan un indicio o una
se suicidan en realidad.advertencia de sus intenciones. Alguien quién piensa o habla
del suicidio debe buscar la ayuda profesional.


2. La persona suicida desea morir y siente que2. Las personas suicidas a menudo se sienten ambivalentes
no hay un punto de regreso.acerca del morir.


3. Es mínima la correlación entre el alcohol y3. Alcohol y suicidio a menudo van mano en mano;
el suicidio.o sea, una persona quién comete suicidio a menudo está
bajo la influencia de el alcohol o de otras drogas.


4. Un intento de suicidio significa que quien lo4. A menudo un intento de suicidio se hace durante
intenta siempre tendrá pensamientos de suicidio.un período particularmente estresante. Si el resto de ese
período puede ser bien administrado, la persona puede
pasar con vida.


5. Si usted le pregunta a una persona directamente,5. Preguntarle a una persona directamente acerca del suicidio
"¿Tiene la intención de matarse a sí mismo(a)?"a menudo aliviará la ansiedad alrededor del sentimiento
esto conducirá a un intento de suicidio.y actuará como un impedimento al comportamiento
suicida.


6. El suicidio es más común entre los ricos.6. El suicidio afecta al rico, al pobre y a la clase media
por igual.


7. El comportamiento autodestructor es solamente7. Todo comportamiento autodestructor es grave y puede
un acción para recibir atención.ser letal. Alguien quién se comporte de maneras auto-
destructoras se beneficiaría de la ayuda profesional.


8. Mejora después de una crisis suicida significa8. Cuando una persona suicida empieza a sentirse mejor,
que el riesgo suicida se acabó.él o ella todavía se confrontará con problemas y
responsabilidades. Esto puede ser muy difícil y puede
conducir a un retorno de los pensamientos suicidas.
Puede tomar meses para sentirse sistemáticamente
mejor y en control.
Letra de una persona suicida.THE PSIQUE

4 may 2012

MUERTE

THE PSIQUE



 Tomado de: Yepes, E. y Toro, R. (1986), Fundamentos de Medicina y Psiquiatría, Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín.
La muerte es la última parte del ciclo vital y constituye una experiencia universal e ine­vitable. Se comparte con todas las especies animales pero sólo la especie humana es consciente de ella. Esta fase final del ciclo vital, despierta según la cultura, grados varia­bles de fascinación, reverencia y temor.
1. Aspectos culturales.
Las actitudes de la cultura occidental ha­cia la muerte no han sido siempre las mis­mas. En sociedades desarrolladas, o aún en la nuestra vemos especialmente en las clases más altas una cierta tendencia a alejar la muerte de muchas maneras. Muchas personas hoy en día mueren en hospitales más que en sus casas. La velación del difunto se realiza con mayor frecuencia en sitios especializados para ello. Se-ha vuelto de uso común ciertos eufemismos para designar la muerte como "desapareció", "descansó", etc. Algunas familias llegan incluso al extre­mo de ocultar la muerte de seres queridos o animales favoritos a los niños para no "traumatizarlos". De otro lado el desarrollo de medios de comunicación ha estimulado el aspecto impersonal de la muerte. El niño y el adulto, en la actualidad, están bastante inmunizados contra la noticia de que murie­ron 150 campesinos en el Salvador o 400 en Cambodia.
2. Actitudes hacia la muerte durante el Ciclo Vital.
Las actitudes hacia ella varían de acuerdo a la etapa del ciclo vital en que se encuentre el individuo. El niño alcanza cierta concien­cia de la muerte alrededor de los 4 ó 5 años de edad, pero su preocupación básica es la ansiedad de separación. Teme tanto o más el deceso de sus padres que el propio, y además el pensamiento mágico normal de esa edad le impide apreciar esta y sus consecuencias en forma real. Un poco más tarde, a los 8 ó 9 años el desarrollo intelectual del niño le permite apreciar más plenamente la muerte cómo algo final e irreversible. Con el matri­monio y la paternidad, la preocupación por la muerte propia está íntimamente ligada a la situación del cónyuge y de los hijos. Para el anciano la muerte puede asumir un sig­nificado diferente_ El individuo puede haber llegado al convencimiento de que su ciclo vital se cumplió, de que está solo y entonces ésta no aparece como algo tan temido, sino que de acuerdo a sus creencias, significará el evento que lo reunirá con otros o, que ter­minará su soledad. Otros sin embargo, temen mucho a la muerte, y paradójicamente son aquellos que no consideran haber vivido, bien por presiones externas o por limitacio­nes neuróticas o de carácter.

El médico y el personal para-médico tie­nen una relación muy especial con la muerte. La confrontan como al antagonista eterno contra la cual defienden su paciente, vez tras vez, hasta que llega un momento en que tie­nen que aceptar humildemente los postula­dos hipocráticos de aliviar y facilitar el paso de la vida a la muerte. Se considera que la educación médica tradicional tiende a pro­ducir en el médico una actitud fría e imper­sonal, aunque de todas maneras el médico tiene que desarrollar cierta dureza pues no puede hacer un duelo con cada muerte. Para contrarrestar esta actitud deshumaniza­dora, se reconoce recientemente que el tema de la muerte y de manejo del paciente moribundo debe ser una parte integral del plan de estudios médico.
a. Duelo. El duelo normal es la reacción psicológica que se da después de la muerte de un ser querido. Cuando la muerte se puede preveer como en los casos de enfer­medades graves y fatales, se da un duelo anticipado. Tanto en estos casos como en los de muerte repentina se dan ordinariamente tres etapas. La primera, de impacto, se caracteriza por ansiedad intensa seguida rápidamente del mecanismo de negación con el cual se experimenta una sensación de irrealidad y de que no puede ser cierto. Posteriormente hay llanto copioso o control excesivo. Esta etapa dura horas o días. La segunda fase de duración también variable (semanas a meses) está caracterizada por depresión: preocupación por la imagen del muerto, tristeza, rabia, culpabilidad, sueños con la persona que murió, y algún grado de insomnio y anorexia. La tercera fase es de recuperación y resolución en la que lentamente se van atenuando los víncu­los emocionales con el difunto.
La duración del proceso de duelo normal depende de factores personales y culturales. La terminación está señalada generalmente cuando la persona vuelve a responder plena­mente y con actividad en el trabajo, recrea­ción y vida emocional.
Se calcula que una persona puede experi­mentar de l0 a 15 muertes significativas de seres queridos durante su ciclo vital. El estu­diante de medicina, o el médico joven, a me­nudo no han pasado por la experiencia de un duelo y les será más difícil empatizar con la situación del paciente moribundo o de su familia.
b. Duelo patológico. El llamado Duelo Patológico es difícil de definir estrictamente. Se puede diagnosticar en los siguientes casos: 1) detención del proceso. El paciente mues­tra síntomas típicos por períodos largos de tiempo sin evidencia de mejoría o recupe­ración. 2) exageración de síntomas durante el proceso de duelo. Por ejemplo, negar que la muerte ocurrió, o desarrollar síntomas de Depresión mayor, o riesgo de suicidio.
Las relaciones interpersonales caracteri­zadas por extremada dependencia, ambiva­lencia, hostilidad y culpabilidad pueden pre­disponer a un duelo patológico.
c. Suicidio. Al ser el hombre el único ser viviente consciente de su propia muerte, puede en un momento dado considerar la decisión de vivir o morir. El suicidio está considerado en otros capítulos de este libro.

d. Paciente moribundo. El cuidado del paciente moribundo es parte integral del ejercicio médico y el doctor debe ser capaz de afrontar y ayudar al paciente moribundo y a su familia. En las últimas décadas con el desarrollo tecnológico de la medicina el médico tiende muchas veces a evitar la situación del paciente terminal, abandonán­dolo prácticamente al cuidado del personal para-médico y de la familia. Ha imperado también la tendencia a evitar que el paciente se entere de lo que le espera. Estas actitudes pueden ser entendidas si se tiene en cuenta que la escogencia de la carrera médica para algunos puede deberse a un especial temor a la muerte, o que, los médicos pueden tener en forma prominente ciertos remanentes de omnipotencia infantil. De cualquier forma, la muerte del paciente confronta al médico con su propia mortalidad y con sus limitaciones, lo cual puede ser difícil de aceptar para algunos, llevándolos a veces a manejar la situación abandonando al paciente, o sobre protegiéndolo y comprometiéndose en for­ma excesiva con él.
Los estudios de Kubler Ross sobre el paciente moribundo se malentienden con frecuencia, llevando a pensar, que lo que se debe hacer es informar a todo paciente con una enfermedad fatal, que va a morir. Real­mente esto no es así. Algunos pacientes necesitan y quieren ser informados acerca del pronóstico de su enfermedad, otros no. Algunos se derrumbarán psicológicamente con el conocimiento de su próxima muerte, para otros, será una oportunidad de estre­char vínculos con su familia y amigos y de vivir esta última etapa de sus vidas con digni­dad y conciencia. No existe una regla general que le diga al médico cuando deberá infor­mar al paciente. Un médico alerta y que lo conozca, usualmente percibirá cuándo éste no quiere, al menos conscientemente saber que tiene una enfermedad fatal. Las expre­siones verbales como: "doctor si me encuen­tra algo grave, dígamelo", no debe ser el único parámetro para el médico decidir este dilema. Hay que tener en cuenta también la personalidad previa del paciente, como ha sido el manejo de otras situaciones de crisis, y si las circunstancias reales de su vida re­quieren que él sepa la verdad para poner sus asuntos en orden, etc.

THE PSIQUE



CRISTO Y LA OPCIÓN POR EL POBRE



Cristo, con su acción y su doctrina, unió indisolublemente la relación del hombre con Dios y con los demás hombres. Cristo vivió su existencia en el mundo como una donación radical de sí mismo a Dios para la salvación y la liberación de los hombres. Con su predicación proclamó la paternidad de Dios para todos los hombres y la intervención de la justicia en favor de los pobres y oprimidos. De esta manera Cristo se hizo solidario de estos sus «pequeños hermanos» hasta llegar a afirmar: «Cuanto hicisteis con estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (documento La justicia en el mundo, elaborado por los obispos en el Sínodo de 1971). Una década más tarde,. Ellacuría hacía este excelente comentario del texto sinodal: “Pertenece esencialmente a la vida y misión de Jesús su referencia y pertenencia al mundo de los pobres. Y cuando decimos esencialmente queremos signifi car que, si no se da esta referencia, queda desvirtuado el mismo Jesús como salvador de los hombres”. Este trabajo quiere centrarse precisamente en la consideración de esa relación de Jesús con el mundo de los pobres y su justa causa, con el fi n de verificar cómo configuró su mensaje y su vida, y cómo ha de ser una dimensión ineludible de quien lo quiera seguir.


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